Hablando ya sobre la serie, lo mejor de ella es la humanidad de la que están dotados los personajes, todos y cada uno de ellos. Por ejemplo, en una sociedad como la nuestra una pareja formada por un hombre de 60 años y una chica de 18 llamaría la atención, sin embargo en ese mundo, en el mundo de Cicely sí tienen sentido, y no sólo eso sino que además son la pareja que mejor define el amor conyugal de toda la serie, la enorme ternura, la fidelidad y la eternidad de sus votos a pesar de no ser oficiales. No obstante ya te dejan claro que Holling Vincoeur no es un hombre cualquiera sino un caballero de los que ya no quedan, un hombre sólido, con creencias basadas en su vivencia y con un código de honor que incluye la promesa de una amistad férrea. Otro ejemplo es el de Ruth Ann, la dueña del colmado, un poco de todo, bollería, periódicos, librería, videoclub y ultramarinos todo en, seguramente, menos de 100m2. Es una mujer pragmática, que es capaz de hacer que pongamos los pies en la tierra rápidamente, pero también tiene una enorme psicología (vamos, que es más lista que el hambre), conoce a la gente y a veces sabe lo que quieren o necesitan sin que ellos hayan pronunciado una sola palabra. Es fantástica y para muestra un botón... Por supuesto es divertido ver cómo un neoyorkino neurótico se da de bruces con la vida rural de un pueblo de Alaska cada dos por tres pero lo que en el fondo nos comunican esas imágenes son: No subestimes, no prejuzgues, aprecia lo que tienes, disfruta de la vida, confía en los demás...
¡¡FELIZ CICELY PARA TODOS!!
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